martes, 17 de abril de 2018

Smith Corona is a US manufacturer of thermal labels, direct thermal labels, and thermal ribbons used in warehouses for primarily barcode labels. Once a large U.S. typewriter and mechanical calculatormanufacturer, it expanded aggressively during the 1960s to become a broad-based industrial conglomerate whose products extended to paints, foods, and paper.

The company originated in 1886, when the Smith Premier Typewriter Company was established by the brothers Lyman Cornelius Smith, Wilbert Smith, Monroe C. Smith and Hurlburt Smith. The typewriter was the first to use a double keyboard, but it was not the first typewriter that typed both upper and lower case characters; that honor belonged to the Remington #2 that was introduced in 1877-78, a decade before the first model of the Smith Premier was placed on the market. .. The advertisements "cunningly boasted" that there was "a key for every character




During 1893, Smith joined with the Union Typewriter Company, a trust in Syracuse which included rival firms Remington, Caligraph, Densmore and Yost.[4]
Not long after, Union took action and blocked the Smith Premier Typewriter Company from using the new front strike design, which allowed typists to see the paper as they typed. As a result, the Smith brothers quit in 1903 and founded L. C. Smith & Bros. Typewriter Company. The new company soon released the "L.C. Smith & Bros. Model No. 2", which was an odd beginning because, a full year later, they released the "L.C. Smith & Bros. Model No. 1." Carl Gabrielson invented both models


Smith Corona  Typewriter 1910




The Underwood Typewriter Company was a manufacturer of typewriters headquartered in New York CityNew York. Underwood produced what is considered the first widely successful, modern typewriter By 1939, Underwood had produced five million machines

From 1874, the Underwood family made typewriter ribbon and carbon paper, and were among a number of firms who produced these goods for Remington. When Remington decided to start producing ribbons themselves, the Underwoods opted to manufacture typewriters.
The original Underwood typewriter was invented by German-American Franz Xaver Wagner, who showed it to entrepreneur John Thomas Underwood. Underwood supported Wagner and bought the company, recognising the importance of the machine. Underwood No. 1 and No. 2s, made between 1896 and 1900, had "Wagner Typewriter Co." printed on the back.
The Underwood No. 5 launched in 1900 has been described as "the first truly modern typewriter". Two million had been sold by the early 1920s, and its sales “were equal in quantity to all of the other firms in the typewriter industry combined”.When the company was in its heyday as the world's largest typewriter manufacturer, its factory at Hartford, Connecticut was turning out typewriters at the rate of one each minute.
Underwood started adding addition and subtraction devices to their typewriters in about 1910.




Woman with an Underwood typewriter, c. 1918

jueves, 12 de abril de 2018

La luna reina como pocas noches.
Camináis lentamente.
Llevas a tu mujer como si fuera
un ánfora sutil que el tacto rompe.
—¿Cómo será?... ¿Será niñito el hijo?
¿Sus ojos serán grandes y expresivos?
¿Lo quieres ya sin verle?
—Lo quiero ya porque eres tú conmigo;
porque no puede oler sino a nosotros;
porque tiene el color de nuestra carne,
por ser carne de entrambos.
En idilio paterno
camináis bajo el sueño de la luna
con otro amor que la pareja novia;
con un amor que pesa en las entrañas,
no aquel que vuela sin dejar prenderse.
Ya no es anhelo Amor, es fruta hecha.
Y os queréis como quiere
el escultor sus manos.
Hay gratitud en este nuevo amor.
“Gracias a Dios” —decís—, pero pensáis
“gracias a ti” además.


Y luego con inmensa y muda voz:
“gracias a todo, a todo,
a la luz, al momento, a los jardines,
al cielo, a los volcanes, a los ríos,
al aire que mecía tus cabellos
y a la estrella que vimos en el aire”.
Luego, tú, el padre,
en un silencio breve, pero lleno,
dijiste para ti:
Viene del viejo mar, soy como un mito;
acaricié la vida
como un alma pagana;
pero viví también la oscura selva
que tortura a las almas religiosas;
y, al fin, cuando mi edad
es luna, tiempo y muerte,
hago esta flor sencilla
en un vaso muy joven. Soy un loco.”
La pareja siguió pensando al hijo.






Ya no tocan los ángeles sus clarines 

y los demonios de la carne se acurrucan medrosos.
Una gran sordera
recorre las galerías de mi alma sin ti.
Vanidosamente, pienso que mis gemidos alcanzan alturas bíblicas,
y que mis brazos llenan en aspa el cielo azul, hoy turbio.
No gimo, no hablo. En el silencio sin fondo
se propaga mi angustia.
Mis ojos persiguen tu aroma
y mi olfato se ciega en tu desaparición.
¿Qué destino dar a estas manos que sostuvieron
la bengala de la felicidad?
¿Cómo volver a los asuntos vulgares
este pensar que vivía de tu presencia?
Desencajado y roto voy, miserable carrito,
al paso del asno de la melancolía,



por una cuesta sin vértice,
devorando las hojas del calendario vivido.
Hay un sábado rojo y un domingo de luz
que ya son carne y médula de mis días futuros.
Con ellos, y con la aurora de tus dientes inmaculados,
y con el secreto alentador de tus ojos,
seguirán mis pies más seguros hacia el oriente.
¿Por qué, por quién fué quitada la escalera de mi departamento?

¿Por qué, por quién fueron tapiadas sus ventanas?
¿Por qué, por quién se ordenó mi soledad?
Sólo vosotros, los que camináis indefensos
y desnudos por la selva sin éxito,
comprenderéis este desgarrón inefable
que hace querer la vida por encima de todo.
El miserable carrito sin estabilidad
fué carroza y tren poderoso.
Bendita, vendita tú, ¡ay de mí!
¡Bendita tú por haberme querido!
Por haberme conducido a través de la felicidad,
camino de la desventura.










Yo detesto las rosas;
una rosa me encanta.
Yo detesto los árboles;
pero un álamo, un chopo,
un níspero, un olivo
son como gente mía.

Yo detesto las piedras,
pero el agua-marina,
la esmeralda, el topacio
y el profundo zafiro
son almas misteriosas
que agrada sondear.



Poemas de José Moreno Villa



Un renglón hay en el cielo para mí. Lo veo, lo estoy mirando;
no lo puedo traducir,
es cifrado.
Lo entiendo con todo el cuerpo;
no sé hablarlo.











José Moreno Villa nació en Málaga el 16 de febrero de 1887 y falleció en México en 1955. Entre las labores que realizó se destacó como bibliotecario, poeta, crítico y documentalista; y fue una figura indiscutible de la llamada Generación del 27.
A los 17 años viajó a Alemania a estudiar química. A su regreso, cuatro años más tarde, fundó la revista cultural Gibralfaro, predecesora de Litoral. Además, entabló amistad con Alberto Sánchez Pérez y Benjamín Palencia.
Colaboró con sus conocimientos como historiador en la recuperación de la memoria española y en la investigación del bagaje artístico de la tierra ibérica.
Cuando estalló la Guerra Civil, se comprometió con las ideas de la República, pero esto lo obligó a exiliarse, para evitar que lo asesinen. Se trasladó a México, donde se unió al grupo intelectual del que formaban parte Federico Cantú, Renato Leduc y Alfonso Reyes; en este período su obra se mexicanizó.
Entre sus obras más conocidas se encuentran "Garba", "Luchas de Pena y Alegría y su transfiguración" y "Puerta severa". Te recomendamos leer algunos de los poemas que podrás encontrar a continuación, tales como "Después de todo eras tú lo que yo buscaba", "La verdad" y "Vivo y sueño".